lunes, julio 17, 2006

¡Qué lástima que no los vio Octavio!

ÉRIKA P. BUZIO

AGENCIA REFORMA

MÉXICO, DF

El poeta y ensayista Octavio Paz (1914-1998) fue espiado en los años 60, pero no por Elena Garro, aseguró la viuda del Nobel de Literatura, Marie-José Paz.

"Octavio no estaba pensando en espías y esas cosas. Supimos (del espionaje) en una cierta época, más tarde (1969), pero no venía de Elena Garro", aseguró.

La viuda de Paz celebró que el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) ordenara al Archivo General de la Nación la apertura de los expedientes que dan cuenta de la actividad de Garro como informante del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y del espionaje al que estuvo sometido Paz de 1962 a 1970.

"¡Qué lástima que no los vio Octavio! Es una época muy importante que compartí a su lado, su angustia y su tristeza. Qué bueno que finalmente la historia ponga los puntos sobre las íes", señaló.

El investigador Sergio Aguayo dijo haber encontrado en los archivos de la Secretaría de Relaciones Exteriores evidencia de que Paz era vigilado y considerado enemigo del gobierno.

El objetivo del espionaje a intelectuales, agregó, era "evaluar su grado de peligrosidad" y obtener información para desprestigiarlos.

"Había varios intelectuales marcados en corto por los pronunciamientos hechos contra el régimen; en el caso de Paz, por su renuncia al cargo en la Embajada en la India (1968). Encontré evidencia de que incluso en París lo espiaban", detalló.

Elena Poniatowska, autora de "La noche de Tlatelolco", se limitó a reafirmar lo que plantea en el prólogo a "El asesinato de Elena Garro", biografía escrita por Patricia Rosas Lopátegui: "Elena Garro fue víctima de sí misma".

"El verdadero asesino de Elena fue su vida alejada de la realidad, incluso de sí misma. Su paranoia no tuvo límites", escribió.

Luis González de Alba, uno de los líderes del movimiento estudiantil, consideró que la apertura de expedientes sólo confirma lo que se sabía desde hace 35 años: "que era informante del gobierno y que estaba loca".

Según el sobrino de la escritora, Jesús Garro Velázquez, a Fernando Gutiérrez Barrios, titular de la Dirección Federal de Seguridad, lo conoció en 1966, cuando se entregó César del Ángel Fuentes, a quien Garro escondía en su casa.

Pero en 1989 le escribe desde su exilio en París una carta que recupera Rosas Lopátegui: "(...) ¿Se acuerda que yo le dije que usted llegaría a ser presidente? Usted se reía. ¡Ojalá y Dios me oiga!", dice la misiva.

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